Danza Diablicos de Túcume
Esta danza Diablicos de Túcume tiene su origen en la capital del distrito de Túcume, en la parte baja del valle del río de La Leche, perteneciente a la provincia de Lambayeque, en el departamento del mismo nombre.
En este distrito se festeja la festividad de la Virgen Purísima, cuya fiesta principal es en febrero y en el mes de setiembre se realiza la fiesta de medio año.
Los personajes conocidos como los diablicos, que representan los siete pecados capitales, llamados los siete vicios en la tradición local, aparecen en diversos momentos de esta fiesta religiosa, siendo la procesión de la imagen de la virgen el momento central de la representación.
Luego de la celebración de a misa, la danza de los siete vicios se realiza en el atrio de la iglesia.
En esta danza Diablicos de Túcume los diablicos se alinean siguiendo una jerarquía propia, colocándose en el centro el principal, Luzbel o el diablo capataz, de mayor experiencia, delante de él se ubica el diablo regidor y detrás al diablo puntero o despuntador.
A ambos lados de éstos se distribuyen los danzantes en cuatro columnas, dos columnas exteriores conformadas por los diablos regidores, de dos a tres bailarines y una interior más numerosa formado por los diablos de fila o diablillos.
La vestimenta de la danza Diablicos de Túcume consiste en pechera, pantalón a la rodilla con cascabeles en el orillo y la parte lateral externa, capa y máscara de latón pintado o cartón forrado, el conjunto es de color negro y adornado con accesorios.
El grado de jerarquía de los diablos está indicado por los adornos del traje y máscara y el accesorio que portan.
Los diablos capataz y puntero y regidor llevan máscara de toro y traje negro, los diablillos van con trajes de colores encendidos y máscaras de diversos animales, en general domésticos.
El capataz indica su mayor jerarquía portando una espada de madera de punta roma y una capa muy ornamentada con espejillos redondos, cintas anudadas de diverso color y lentejuelas.
El puntero porta una espada menor y una banda roja con espejos y el regidor blande un látigo para mantener una línea de separación entre las hileras de danzantes y evitar que este espacio sea invadido por el público.
Los diablillos llevan también espadas que blanden durante el baile. La pechera, llevada a modo de mandil hasta más abajo de la cintura, tiene una decoración similar a la capa.
Las máscaras representan a diversos animales y varían en complejidad de acuerdo a la jerarquía de los personajes que las portan.
La máscara de los personajes importantes adopta la forma de una cabeza de toro, con cuernos de este animal, de chivo o de venado, con grandes fauces de dientes prominentes y la lengua hacia afuera, la máscara de personajes intermedios tiene características parecidas al rostro de un perro; la máscara de personajes menores se asemeja a un cerdo, con rasgos menos amenazantes.
También existen máscaras de burros y monos con rasgos demoniacos hechos de cartón.
La representación dirigida por el diablo capataz es una representación escénica derivada de los autos de fe.
La danza Diablicos de Túcume consiste en una serie compleja de pasos al compás de la música de tambor y chirimía, acompañada de versos declamados en los que el capataz, representan los pecados capitales con su carácter pícaro y embustero.
Cada diablico sale al frente por turnos con un parlamento sobre el pecado capital que representa.
Estos diablos arman en el centro del escenario una imagen del demonio en la figura de un macho cabrío.
Al mismo tiempo estos diablos arman en el centro del escenario una imagen del demonio en la figura de un macho cabrío. Entonces ingresa un ángel al ruedo y transforma la estatua en el cordero pascual cambiando la cabeza y la cola del macho cabrío por las de un cordero.
El ángel provisto de una espada lucha contra Luzbel por algunos minutos hasta que este último se retira derrotado. El ángel luego danza triunfalmente ante las imágenes de la virgen, al tiempo que los demás demonios se sacan las caretas y se postran delante de la imagen de la santa patrona en señal de derrota y sometimiento de la fe verdadera.
La danza fue declarada Patrimonio Cultural de la Nación a través de la Resolución Ministerial Nro.034-2013-VMPCIC-MC, el 24 de mayo de 2013.
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